martes, 25 de agosto de 2009

Jerome David Salinger.

Escritor estadounidense conocido principalmente por su novela El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye en inglés), que se convirtió en un clásico de la literatura moderna estadounidense casi desde el mismo momento de su publicación, en 1951. Las mentes ágiles y poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños tienen en las vidas de éstos es uno de los temas principales de las obras de Salinger.



Un dia perfecto para el pez banana.

http://www.lainsignia.org/2002/noviembre/cul_050.htm

La hija de Salinger publico un libro que revelaba cosas sobre su padre, Dream Catcher. Aqui algunos fragmentos que pude encontrar en internet:


¿Por qué trastornar el mundo esquivo que su padre quiso crear para sí mismo? "Porque mi familia -escribe Margaret- tiene una gran capacidad de crear cosas maravillosas para luego esconderlas o destruirlas. Ahora ya basta con la reclusión." Y Margaret continúa diciendo, por ejemplo, que su padre se ha avergonzado toda su vida de tener una nariz encorvada típica de los judíos. Durante mucho tiempo papá Salinger había creído ser medio judío, porque sus padres le habían ocultado los verdaderos orígenes de la familia. Solamente siendo adulto supo que era judío por parte de padre y de madre. Esta preocupación lo llevó a esconder su verdadero nombre tras las iniciales "J.D.": Jerome David Salinger, nombre que no dejaba dudas sobre su herencia cultural y religiosa.
"Mamá estaba prácticamente en prisión con papá, que se burlaba de ella si manifestaba el deseo de ver a sus amistades." Así narra Margaret los primeros años en Cornish. "Incluso los contactos con su familia le estaban prohibidos. Ahora que está casado por tercera vez, también pone bajo presión a su joven esposa Colleen que quisiera mantener contacto con sus familiares. La hace sentir como si eso fuera una debilidad de la que debiera avergonzarse."
Sin embargo, ya en los años en que estuvo casado con Claire, esa existencia aislada estaba llena de contradicciones. Había comprado una casa colonial donde ni siquiera había agua caliente; sin embargo, pretendía que Claire lavara y planchara las sábanas dos veces a la semana. "Me he preguntado muchas veces –escribe la hija escritora–, cómo sus esposas y amantes, todas jóvenes e inteligentes, pudieron desaparecer en la nada, aniquiladas por él."



La voluntad de Salinger de vivir como ermitaño era tan fuerte que ni la invitación a la Casa Blanca lo disuadió. Margaret narra aquella vez que sonó el teléfono y era Jacqueline Kennedy la que llamaba: "Habló con mi madre y los invitó a una reunión en la Casa Blanca. Mamá le contestó cohibida que J.D. no quería. La First Lady pidió hablar directamente con el escritor." Pero tampoco lo disuadieron las presiones de Jacqueline, y aprovechó la ocasión para ofender a su esposa diciéndole que era una vanidosa que no deseaba otra cosa más que ponerse un vestido de noche para ir a una recepción. "Entre más se recluía más sentía amenazada su privacidad. Inclusive, los reporteros se escondían arriba de los árboles y él tenía la idea fija de que nos querían secuestrar y que alrededor de la casa estaban al acecho individuos perversos."

Al mismo tiempo, Salinger no tenía ningún recato frente a sus hijos y hablaba abiertamente de cualquier cosa, incluso de las más delicadas. "Sacaba a relucir cualquier acusación en contra de mamá, y expresaba sentimientos muy duros. La llama abiertamente ramera."

Claire se entendía con muchos hombres, unos apenas pocos años mayores que sus hijos. Se iba a la cama con estudiantes universitarios y a menudo los invitaba a pasar la noche con ella, mientras su marido dormía en el granero, a poca distancia de la casa. Salinger la cubría de insultos pero soportaba su infidelidad porque ya desde los tiempos de su fe hinduista se había adherido a una especie de castidad bajo la influencia de las palabras del Yogi Paramahansa Yogananda. "Jerry y yo no hacíamos mucho el amor -narra Claire recordando la vez en que lo hicieron en la litera de un tren que los llevaba a Cornish-; para él el cuerpo era el diablo, y me acuerdo tan bien de esa vez, que estoy convencida que fue cuando quedé embarazada de Margaret."

Salinger vivió la maternidad de su esposa con gran desagrado. Le dijo que era asqueroso ver la transformación de su cuerpo. Cuando a su vez Margaret quedó embarazada, Salinger tuvo un disgusto tal que trató de convencer a su hija de que abortara. "¿Con qué valor me dices que debería matar a mi niño? –pregunté a mi padre que se limitó a contestar: -Eh, eh, matar, matar, qué palabrota dramática. Estoy solamente expresando lo que diría cualquier padre de una hija en tu situación.-

"En ese momento sentí derrumbarse mi sueño de un papá perfecto. Empecé a darme cuenta de que papá, no obstante su talento, no era ni bueno ni malo. Mi padre me había enseñado que hay que avergonzarse profundamente de cualquier imperfección. Vencer, ser de primera calidad, tener genio creativo, eran las únicas cosas que contaban. Pero con este libro quiero que él sepa que existe un justo medio entre perfección y destrucción, entre paraíso e infierno. Quiero que un día él logre decirle a un amigo, a una amante o a un hijo: -No estoy de acuerdo con todo lo que haces pero de todas maneras te amo.- Sin embargo, mi padre no es capaz de eso."

TEMAS QUE NOS INTERESARON :

LA INFANCIA, EL EXISTENCIALISMS ADOLECENTE, LA CIERTA PEDOFILIA QUE SE DETECTA ENTRE LINEAS EN LOS CUENTOS, LA LOCURA POS-GUERRA.

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